jueves, 31 de octubre de 2024

 

DANA en España



Un Desastre Anunciado que Pudo Haberse Reducido

La reciente Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) ha dejado una estela de destrucción en España, con la Comunidad Valenciana entre las zonas más castigadas. A estas alturas, el balance es desolador: más de 95 muertos y centenares de personas afectadas. Los municipios de Valencia, Cuenca, Málaga y otras regiones sufren pérdidas humanas y materiales. En el siglo XXI, con tecnologías avanzadas y recursos que deberían estar disponibles para la prevención de desastres, uno se pregunta: ¿por qué no se hizo lo necesario para evitar, o al menos mitigar, este impacto? La respuesta, lamentablemente, revela una cadena de fallos preventivos, políticas ineficaces y falta de inversión en infraestructura crítica.

La Infraestructura Olvidada y la Limpieza Necesaria en Cauces y Bosques

Durante años, expertos y activistas han alertado sobre la necesidad de limpiar y mantener los cauces de los ríos y los bosques, removiendo troncos, ramas, hojas y otros residuos naturales que, en eventos de lluvias intensas, actúan como barreras. Este tipo de limpieza, que muchos ecologistas apoyan si se realiza de forma controlada, podría reducir la posibilidad de que estos residuos obstruyan los cauces y multipliquen el impacto de las inundaciones. Sin embargo, las regulaciones actuales son estrictas en cuanto a la intervención en áreas naturales, bajo el argumento de proteger la biodiversidad. Es cierto que un equilibrio es necesario, pero en este caso, la balanza parece haber favorecido una protección excesiva que, irónicamente, ha terminado por dañar tanto a la naturaleza como a las personas.

Los municipios como Paiporta, Torrente y Utiel, que han perdido decenas de vidas y visto destruida buena parte de sus infraestructuras, son ejemplos claros de que una política de limpieza preventiva habría sido de gran ayuda. En una de las mayores tragedias naturales de la región, los propios habitantes y las autoridades locales coinciden en que estos materiales, acumulados durante años, actuaron como "tapones" en puentes y caminos, amplificando el daño cuando los ríos se desbordaron​.

Falta de Inversión en Prevención y Arreglos de Infraestructura

La DANA ha puesto en evidencia la necesidad urgente de reforzar y modernizar las infraestructuras. Las autoridades llevan décadas descuidando la canalización y el refuerzo de puentes y carreteras en zonas de riesgo, a pesar de que las inundaciones son un fenómeno recurrente en la región mediterránea. Invertir en infraestructuras resilientes no es solo una medida lógica, sino una obligación moral para proteger vidas y propiedades. Sin embargo, en muchas ocasiones, los fondos se destinan a proyectos de corto plazo o se dispersan en sectores menos críticos para la seguridad ciudadana.

El temporal también expuso el impacto en el transporte. Los cortes en el Corredor Mediterráneo y la línea AVE Madrid-Valencia paralizaron miles de desplazamientos, y muchas personas se quedaron atrapadas en carreteras y vías sin ayuda durante horas, dependiendo solo de su propia suerte. Este tipo de incidentes son evitables con una infraestructura que cuente con sistemas de drenaje y desvíos actualizados para hacer frente a fenómenos climáticos extremos, que, debido al cambio climático, serán cada vez más frecuentes y devastadores​

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Una Respuesta de Emergencia que Deja Preguntas

Aunque los servicios de emergencia y la Unidad Militar de Emergencias (UME) han hecho un esfuerzo encomiable para atender la crisis, la respuesta ha estado lejos de ser óptima. En pleno siglo XXI, aún hay personas desaparecidas y pueblos enteros aislados, sin recibir la ayuda adecuada. Las limitaciones en personal y recursos han puesto a prueba la capacidad de respuesta del sistema de emergencias, pero también han dejado en evidencia que, cuando un desastre de esta magnitud golpea, la infraestructura de ayuda debe ser más sólida y estar mejor coordinada.

Las escenas de rescates improvisados y personas subiendo a techos para escapar de las aguas fueron impactantes y deberían hacernos reflexionar sobre la necesidad de sistemas de alerta y rescate que puedan reaccionar rápidamente y con efectividad. Incluso hubo informes de voluntarios civiles realizando rescates ante la falta de presencia oficial, lo cual habla de una falta de organización en momentos críticos​.

Reflexión Final: La Necesidad de Un Cambio en la Gestión de Riesgos

Este desastre no solo es una llamada de atención sobre las consecuencias del cambio climático, sino también sobre nuestra capacidad de respuesta y gestión de riesgos. Las tragedias humanas y materiales no deberían repetirse cada vez que un fenómeno natural golpea. Necesitamos un cambio de mentalidad y de políticas: es posible equilibrar la protección ambiental con la seguridad de las personas mediante una gestión sostenible de los espacios naturales y una inversión decidida en infraestructuras resilientes.

Este es un momento para que el gobierno, las comunidades autónomas y los municipios revisen sus protocolos, inviertan en prevención y promuevan la coordinación entre los distintos servicios de emergencia. No podemos permitir que las vidas perdidas y las familias destrozadas en esta DANA caigan en el olvido. La prevención es posible y urgente, y cada retraso en implementarla es un riesgo que no deberíamos estar dispuestos a asumir.

 

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